Viene del artículo anterior Policía del Pensamiento I Libertad de Expresión
Consecuencias
¿Y si todos tuviéramos derecho a despreciar? Hemos terminado con la kafkiana posición de que unos tienen derecho a despreciar a todo aquel que pertenece al grupo opresor (supuestamente según la teoría actual de género). Los que criticamos esta ideología –especialmente por su forma- junto al actual denominado feminismo lo sabemos bastante bien, se repite a menudo: hombre blanco occidental heterosexual judeocristiano es el enemigo opresor a batir. Da igual, que seas bueno, que no hayas hecho nada malo, o que incluso apoyes su causa.
Se han creado conceptos para ello, cuñao, machirulo, falocéntrico… Que me llamen facha siendo de izquierdas es un indicio positivo de que no soy yo el que va por el mal camino. Obviamente conceptos que no se diría que son para unir, o con los que una persona sana buscaría la igualdad. De ahí que más de una autora (artículo sobre Prado Esteban), plantee que los objetivos finales de estas ideologías sean las de dividir a los ciudadanos, igual que las dicotomías izquierda, derecha, blanco, negro, comunismo, fascismo, tú contra mí…
Más de un autor considera que los objetivos finales de estas ideologías sean las de dividir a los ciudadanos
La guerra de los conceptos es un tema importante, ya que es la guerra por el control de la mente. Todos habremos pecado en algún momento de utilizar esos conceptos cargados de prejuicios. Algunos de ellos surgen de think tanks, otros son resultados del azar y otros incluso de la maldad o bondad periodística. En su parte negativa, la aplicación de un concepto es motivo suficiente para desarmar una defensa, para omitir toda credibilidad, para condenar a alguien sin pruebas: es judío, es moro… ya no hay debate que valga, es culpable. Un tema a tratar también en otro momento pero que sí hay que tener en cuenta.
“Si insultamos a tu grupo, has de mantenerte en silencio, de lo contrario te amonestaremos, y de hecho, insultamos para que te ofendas”. Es lo que repiten algunas periodistas y blogueras feministas. Si consideras que es una exageración, siempre puedes leer este artículo como una pequeña muestra reciente y al que ya dedicaré un apartado especial.
El caso, repito ¿Y si todos tuviéramos derecho a despreciar? Permitir ciertas actitudes y comportamientos entraña sus riesgos, y más si nos escapamos de la legalidad. Recordemos como suelen acabar algunas revoluciones. Se cree que fue Felipe XVI de Francia quien aconsejó a Joseph Ignace Guillotin la utilización en cuña de su nueva herramienta, así como Robespierre uno de sus afanados seguidores en pasar por el hierro a sus oponentes. Desafortunadamente, ambos fueron víctimas de su propia creación.
El derecho a despreciar hace que en el marco global de Internet se comiencen a viralizar voces de desprecio. Quizás no tengan la importancia que se les está dando, pero desgraciadamente es como funciona esta herramienta de Internet, donde ya se ven voces que predican el desprecio a las privilegiadas feministas blancas, cuando quienes hablan son las afrofeministas, o que un grupo de escolares afroamericanos se levante contra sus profesores porque éstos son blancos, como los casos descritos por Un Tío Blanco Hetero.
Son ejemplos de hacia donde deriva el trabajar y permitir ciertas actitudes y comportamientos. Parece como si no existiera la ética ni la razón. Los jóvenes a los que se condena a menudo suelen ser un reflejo de la sociedad en la que se han criado. No vamos a hablar de la educación, del estado o de la pérdida de valores ahora, ni de su versión de la conspiración, es suficiente con la forma en que el feminismo imperante (el de los mass media) ha decidido afrontar el problema, en cursiva, pues la existencia de éste es debatible.
La ley del silencio
Volviendo al capítulo anterior, la policía del pensamiento y la legislación punitiva hacia la libertad de expresión además de diezmar el sistema de derecho crea una atmósfera de silencio en lo público, pero no tanto en lo privado. Como sugería el final de la película de Silencio Roto (2001) sobre los maquis, una mujer increpaba a un hombre que apoyaba a estos guerrilleros con respecto la división política de la posguerra:
- Ella: No dices nada pero lo piensas.
- Él: ¿Ahora también nos vais a prohibir pensar?
Se puede prohibir a los ciudadanos expresarse en público, pero nunca dejar de hacerlo en privado. E incluso en los supuestos como nuestro recurrido 1984 de Orwell¸ los dos protagonistas estaban deseando encontrarse y expresarse.
Se puede prohibir a los ciudadanos expresarse en público, pero nunca dejar de hacerlo en privado
Siempre ha existido el delito de Alta Traición en estados e imperios. Para ello no era necesario cometer ningún crimen o atacar a su gobierno, sólo había que expresarse libremente y con ello ya podías ser condenado. En la Alemania nazi llegó a existir el término de Derrotismo, que no era otra cosa que dejar de creer en la posibilidad de victoria.
Pero la prohibición no implica la eliminación de ciertas actitudes, formas de pensar, existencia de grupos, disidencia…. Aunque en ciertos casos pudiera conseguirlo, lo cierto es que su propia prohibición y amenaza obtienen el efecto contrario, algo básico en psicología, un ejemplo rápido es la teoría de la reactancia.
Me comentaba un compañero que en su ciudad, que siempre había sido un sitio tranquilo, todo cambió cuando surgió un grupo juvenil con ciertas ideas políticas extremas. Automáticamente surgió otro, pero del bando contrario.
No poder hablar no significa no poder pensar, y eso es algo que deberían tener en cuenta a la hora emitir valores, normas, insultar y especialmente de legislar. Por mucha censura que exista, los pueblos y ciudadanos no van a dejar de pensar. Al pueblo gallego se le prohibió utilizar su lengua durante casi cuatro siglos por su apoyo a Xoana A Beltranexa, desde la toma de poder de Isabel la Católica y posteriormente también en el franquismo. Actualmente se sigue hablando y escribiendo en gallego. La disidencia estaba bien censurada durante el mismo régimen franquista, y podemos ver como eso no ha evitado que esa disidencia volviera con la Transición, lo vemos en el partido comunista, republicanos, nacionalismos… son ejemplos, sin entrar en valoraciones políticas aquí. Algunas dictaduras han optado por eliminar directamente a los disidentes lo que hoy conocemos como genocidio.
Pero aquí no sólo se está prohibiendo, sino que se está insultando. Algo que no hace más que incrementar la crispación. De ahí que el fenómeno feminista sea visto en no pocas ocasiones como un movimiento de odio.
“Escupe a los que puedes”, es una frase que escuché un día en una comedia, y es que uno llega a preguntarse si todo este entresijo se desarrolla naturalmente o existe alguna agenda al respecto, ¿son el hombre (y la mujer) así? ¿es el poder que corrompe? Indica una teoría que no se culpe a la maldad lo que se ha realizado por incompetencia (Principio de Hanlon). Quizás sea así y todo se desarrolle de improviso y con la inepta naturalidad de la especie humana. También es cierto que aquellos que copan el poder opriman a los disidentes. Los mismos cristianos que clamaban por piedad fueron los inquisidores posteriores, y continuamente ejemplos a lo largo de la historia de dominados que pasaron a dominar impíamente a aquellos a los que pedían clemencia hay unos cuantos hasta la actualidad.
Son ejemplos bastante extremos; nadie va a matar a nadie. Creo. Observo, con cierta curiosidad como se desarrolla y se sigue desarrollando la ideología de género. En cierta manera me fascina. Hay cosas que son inevitables, otras van cambiando, y otras son cien por cien moldeables, desde aquí no se puede prever qué va a suceder, no soy un oráculo. Observo y quiero ir dejando constancia de ello con cada una de sus referencias de las kafkianas situaciones. Expertos, sociólogos, antropólogos… podrían trabajar en favor de la sociedad y no dejar las riendas a posiciones con ansias de resarcimiento. Aunque quizás tengan miedo a expresase también. Lo único que cabe hacer es adaptarse, ofrecer mi punto de vista y como indiqué en Amor vs Hembrismo sobre las herramientas a utilizar, seguir siendo feliz.
A no ser de que a alguien le interese esta polarización de la sociedad y en vez de ser fruto de la incompetencia inherente en el ser humano se trate de biopolítica, el feminismo debería cambiar de paradigma.
Insultar y condenar al hombre no es ni nunca será una herramienta de igualdad
Afortunadamente sé cuál es mi posición y estoy advertido ante ello y sobre el pensamiento “eres hombre y te has de dejar despreciar…”, como si fuera a cualquier otro grupo, no es ético ni justificable ni loable. Insultar y condenar al hombre no es ni nunca será una herramienta de igualdad, ni aún menos una forma de evitar lo que se denomina violencia de género. Insultar y condenar al hombre no es ni será una manera para unir al hombre y a la mujer ni una manera de crear una sociedad mejor. Crear leyes punitivas, como para reducir la libertad de expresión o vulnerar la presunción de inocencia, tampoco.
Bonus Track: respeto
Para finalizar, os regalo una última transcripción del profesor Peterson que si habéis llegado hasta aquí, recomiendo leer; la guerra de los pronombres es lo de menos, algo que a mí no me preocupa, sino, en lo que veníamos hablando de la policía del pensamiento, el concepto de respeto.
You cant force me to respect you
Dice lo siguiente:
Si puedes elegir tus pronombres, por qué no vas a elegir también tus adjetivos.
Si puedes insistir en el pronombre por el que debes ser nombrado, también podrías insistir en los adjetivos por los que debes ser descrito (..).
En cuanto al respeto, dices que la civilización humana progresa en función de si se respetan unos y otros, pero yo no creo en eso, sino en que el desarrollo de la civilización mejora en función de que los ciudadanos se ganen su propio respeto.
¿Qué significa respeto si respetas sólo aleatoriamente? (..) el respeto está limitado a esa categoría de gente que se ha ganado su respeto (..).
La decencia entre las personas no es respeto (..), porque realmente tú no puedes obligarme a respetarte, puedes forzarme a que aparente que te respete, pero no a que te respete, básicamente no es posible.
Es un tema complejo, sobre hasta qué nivel permites que los individuos dirijan su propia conversación (..), y esto es negociación. (..) Hay tres estados en una conversación, tú puedes negociar, ser el esclavo o ser el tirano.
Yo elegiría negociación, pero ahora mismo hasta donde nos concierne la ley [entiendo que están en Canadá] funciona como tirana y sitúa a la gente como esclavos y vamos a pagar por eso.