Manspreading I

Manspreading o la humillación y desigualdad de forma institucionalizada.
La idea es clara en “Manspreading” y la campaña de metro de Madrid: el despatarre masculino se condena, ellas pueden hacer lo que deseen.

La contienda empezó hace tiempo. Como todas las buenas guerras la excusa era loable, tenía un objetivo para entonces digno o necesario, pero poco a poco el tiempo fue vislumbrando sus objetivos ocultos. Aunque ahora ya no hay nada que esconder.

Como en todas las batallas, las personas más fanáticas suelen llevar la iniciativa, y por lo tanto y desafortunadamente son las que finalmente marcan las líneas a seguir.

Y como suele pasar en toda dictadura, nadie o apenas nadie suele oponerse ante el temor de ser defenestrado.

El proceso es interesante de estudio, tan interesante como que no se explica cómo no más ciudadanos hayan podido salirse de la burbuja de la paranoia de género que se está viviendo. O quizás sí son conscientes, pero como en el libro de George Orwell, 1984, nadie dice nada por temor a ser denunciado.

Recientemente la dirección del transporte de Madrid, EMT, para metro y autobuses, ha puesto en marcha una campaña a petición del ayuntamiento local gobernado por Ahora Madrid (vinculado al partido político Podemos), por iniciativa de grupos feministas. La campaña en cuestión, como todo el mundo ya es consciente habla sobre prohibir o condenar el manspreading a través de pegatinas y anuncios en los mismos medios de transporte y como ya ocurre en otras ciudades del mundo.

El trabajo es bastante interesante en cuestión por las preguntas que nos podemos hacer.

Desde que salió a la luz la campaña me he fijado atentamente en cómo se sentaba la gente en los autobuses que iba utilizando, y apenas he visto diferencia entre unos y otras. De hecho he podido comprobar que ocupaban bastante sitio o se sentaban con las piernas abiertas.

Así que uno se pregunta. En una sociedad que busca [teórica] y continuamente la igualdad, ¿por qué realizar una campaña contra el despatarre… pero sólo el despatarre masculino?

¿por qué realizar una campaña contra el despatarre… pero sólo el despatarre masculino?

¿eso significa que las mujeres pueden seguir espatarrándose?

¿no sería más eficaz, educado, respetuoso y loable hablar de que nadie se espatarre para desterrar dicho comportamiento incívico en vez de condenar a sólo un sexo?

¿Por qué en tiempos en el que el feminismo busca la representación femenina en todo icono lanza una campaña acusativa hacia un sólo sexo?

En el caso de los semáforos de Valencia, el icono universal de una persona se ha modificado para que aparezca otro icono con falda. También paradójicamente cuando en ocasiones, el propio feminismo critica esa representavidad de las faldas en las mujeres. Sin embargo, ahora se ha decidido comenzar una campaña que en vez de representar a ambos sexos y condenar actitudes incívicas se condena sólo a un sexo en cuestión. ¿Acaso ellas no se despatarran? ¿Seguro?

No es sorpresa desde mi punto de vista este tipo de acciones, pues ya vienen siendo la norma desde hace algún buen tiempo. La condena del hombre haga lo que haga. Desde aquí estamos acostumbrados y por ello el objetivo es hacer un seguimiento con  las referencias apropiadas. Lo extraño es que haya hombres que sigan secundando esta campaña del desprecio al varón, aunque ello también conlleva sus contratiempos, ya que el que no está advertido ante ciertos riesgos es posible que sufra las consecuencias en el futuro. De hecho algunos vídeos y evidencias he publicado en otra parte del blog.

La siguiente pregunta sería si esta acción servirá para reprobar a los hombres estén donde estén, alejados en un parque por ejemplo, para poder condenar su actitud continuamente aunque sólo sea moralmente. ¿Reñirán las feministas a sus hijos cuando se sienten a comer en la mesa?

Me decía una amiga que los ciudadanos de su país estaban condenados por cierta imagen que de ellos se tenía. La imagen había calado tanto que ellos se sentían estigmatizados y asumían el estereotipo aunque no hubieran hecho nada malo.

De ahí que sea digno de estudio todo lo englobado con el relato de género, donde el hombre no puede gritar, pero ellas deben hacerlo, donde el hombre no puede defenderse con las manos, pero a ellas se les permite hacerlo, donde el hombre no sólo no se puede sentarse como lo ha hecho toda su vida, sino que se realiza una campaña de humillación públicamente mientras que a ellas se les invita a hacerlo.

¿Cómo es posible? ¿No es acaso una buena paradoja? Así que ellos no se pueden sentar como lo vienen haciendo pero a ellas se las invita a hacerlo como indican por ejemplo en este artículo, womanspreading o femspreading, como el lector prefiera.

No hablo de cuando se trata de una falta de civismo, sino de la manera en que se sientan los hombres en términos generales. Es bastante curioso que un movimiento que utiliza la palabra igualdad sólo se preocupe en enfatizar en las diferencias y aumentar esa cierta brecha entre unos y otras, y que, en una sociedad a la que se le denomina heteropatriarcal permita la continua denigración del hombre haga lo que haga.

Y es que la estigmatización es una forma de control, ya que posiciona al estigmatizador como moralmente superior y con el derecho a acusar y de hacer sentir al estigmatizado culpable.

La estigmatización es una forma de control, ya que posiciona al estigmatizador como moralmente superior

Quizás esté exagerando, pero en el momento en el que surja algún conflicto entre dos personas antagónicas al respecto sobre estos temas, una tendrá un respaldo institucional, y la otra corre el riesgo de que su subconsciente le venza y sepa que tiene todas las de perder. A eso el feminismo lo llama empoderamiento.

Lo primero para someter a una persona o pueblo, es destruir su dignidad. Y aparentemente el hombre ya no puede ser hombre.

Ellas pueden condenarte.
Tú no.
Y yo sigo escribiendo por si alguien me pregunta por qué no ser feminista 😉

Para el que lo desee, también puede echar un vistazo al movimiento que quiere visibilizar y condenar el femspreading.

Otro capítulo podría tratar sobre la forma de sentarse en cuestión. Quizás antropólogos, psicólogos o sociólogos nos puedan abrir más la mente sobre esta acción. Mientras tanto, afortunados con la creación de las primeras cámaras fotográficas en el siglo XIX, os dejo la siguiente muestra gráfica. ¿Qué opinarían indios y samuráis al respecto?

manspreading_metro_madrid_6

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3 comentarios en “Manspreading I

  1. Sobre la culpa colectiva he localizado este artículo de Disidentia, os dejo un fragmento interesante:

    «Se trata de un sentimiento de culpa colectiva, mala conciencia por actos que no cometió el individuo sino, supuestamente, otras personas pertenecientes a su grupo. Tampoco es una culpabilidad por omisión, por no levantar la voz, por callar ante situaciones injustas, tal como la definió Hannah Arendt cuando habló de la banalización del mal. No, en este caso el sujeto debe sentirse culpable incluso por hechos sucedidos antes de haber nacido. Así, se proclama que los actuales ciudadanos de Occidente deben cargar con las culpas del colonialismo o de la esclavitud. Si es español, también de la conquista de América. Y, si es hombre, ya ni se sabe.»

    https://disidentia.com/culpa-colectiva-palanca-de-correccion-politica/

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